Salgo del portal y doblo a la izquierda. Me encuentro con Alvarado por la calle Bravo Murillo. Sigo hacia adelante hasta Cuatro Caminos. Llego a un tramo que me suena más de lo que nadie se piensa y paso por debajo de la ventana de la que fue mi habitación algunos meses. Dejo atrás Canal, Quevedo y me topo con la glorieta de San Bernardo. Enfilo por la calle del mismo nombre que ya empezó un poco más arriba. Sigo por Noviciado y cruzo Gran Vía para llegar a Santo Domingo. Ahora toca callejear por Veneras hasta Hileras. Se supone que he llegado a mi destino...
¿Pero qué pasa si no es aquí donde realmente quiero estar?
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