6 de febrero de 2011

Gaviotas

El viernes por la noche fui gaviota durante unos minutos. Desde entonces me he acordado de las palabras que decía mi abuelo: "Gaviota en el huerto, tormenta en el puerto".

Le he dado vueltas y vueltas. No puedo quitarme de la cabeza la idea de ser yo por una vez la persona que haga a otra huir del puerto tierra adentro; la tormenta que arrastre hacia el huerto. Y a la vez ser quien reciba en calma; ser el huerto que acoja.

"¿A dónde te marchas, canción de la brisa,
tan rápida, tan detenida,
disparo en la sien y metralla en la risa,
gaviota que pasa y se lleva la vida?"

Ser tormenta y huerto.

1 comentario:

spulzeer dijo...

el otro día pensaba yo sobre si es bueno o no necesitar a alguien.
Una parte de mi me decía que no necesito a nadie, y por nadie, sin duda, mi superego seguramente se refería a alguien del sexo masculino.
Luego me dí cuenta de lo mucho que necesito a mi hermana en mi vida, porque me da consistencia, porque me ha hecho ser quien soy, porque está ahí siempre, porque pase lo que pase, siempre estaremos caminando cerca la una de la otra.
Así que, todos necesitamos a alguien siempre. Lo valiente es reconocerlo, supongo. Reconocerlo completamente.