Carruseles planos,
naves ilesas,
ocas solitarias,
aires de floristerías,
milésimas de eco,
y el caso de un enano nipón que quería ser pianista.
(Palabras sacadas del autodefinido de un periódico local del domingo.)
27 de octubre de 2010
4 de octubre de 2010
Mis tres mierdas
Esta noche he sido de las personas que tropiezan tres veces con la misma piedra. Sin embargo, he tenido una suerte tremenda porque eran tres mierdas.
Suerte porque, aparte del dicho, para llevar sandalias, no rebosó nada por los lados gracias a que la consistencia era más bien de "rigor mierdis". No quiero entrar en detalles, pero me alegro de no traer ni aromas ni regalos a casa, algo que es de agradecer a no sé muy bien quién.
Cuando la pisé la segunda vez, pensé: "me tendré que fijar un poco más". Pero cuando pasó una tercera, no pude llegar a la conclusión de que mañana será un gran día.
Y con esa ilusión de mierda, me he metido en la cama.
Suerte porque, aparte del dicho, para llevar sandalias, no rebosó nada por los lados gracias a que la consistencia era más bien de "rigor mierdis". No quiero entrar en detalles, pero me alegro de no traer ni aromas ni regalos a casa, algo que es de agradecer a no sé muy bien quién.
Cuando la pisé la segunda vez, pensé: "me tendré que fijar un poco más". Pero cuando pasó una tercera, no pude llegar a la conclusión de que mañana será un gran día.
Y con esa ilusión de mierda, me he metido en la cama.
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